Magalí Sosa es licenciada en artes plásticas y desde Godoy Cruz, Mendoza, nos cuenta que además de pintar cuadros, siempre le gustó la idea de llevar su obra a distintos muebles para poder combinarlos con la decoración y el diseño de los espacios que ocupan: “Muchas veces encontramos un objeto al que queremos darle una nueva oportunidad, incluirlo en nuestra decoración y, sobre todo, convertirlo en un objeto único”, enfatiza Sosa.

Con esa motivación, Magalí encaró la transformación de un viejo marco en desuso hasta convertirlo en un espejo soñado. “Luego de rellenar una parte del marco faltante con masilla y dejar secar bien, comencé a lijar para sacar lo más posible las capas de cera que tenía. Le di dos manos de Base para Artesanos Eterna: la primera para sellar, la segunda para impermeabilizar e impedir así que salga cualquier mancha propia de la madera, a la vez que emparejé el color de base.

Graciela Mari Franco vive en Córdoba capital. “Hace muchos años”, emprendió su camino en la pintura decorando ajuares para bebé y otras prendas. A fines de la década del 80, comenzó a experimentar sobre soportes muy diversos hasta convertirse en “especialista en pintura sobre múltiples materiales”. Actualmente, dicta talleres en la Casa de la Cultura de la ciudad cordobesa.

Según cuenta Graciela, siempre le interesó el reciclado. “Me gustan mucho los objetos antiguos y los utensilios de campo: pavas, cafeteras, bandejas, tarros lecheros… me inspiran, disfruto de darles una nueva oportunidad”.

Precisamente con esa motivación, intervino una sartén en desuso para convertirla en un reloj que hoy decora la cocina de su hija, con un estilo botánico colorido y con textura, tal como nos detalla.