Si te gusta sublimar con frecuencia, vas a descubrir que no hay nada mejor que tener tu propia carta de colores. Esto es ideal para componer porque vas a tener una clara referencia de cómo lucen los colores una vez estampados y, en función de ello, diseñar y combinarlos en el papel pensando en el diseño definitivo.

A. Pintá sobre un papel unas pinceladas de cada color de Pintura para Sublimación.

B. Sublimá sobre la tela que utilices con mayor frecuencia. Anotá debajo de cada uno el código y nombre de color con lápiz o fibra. Consultá tu muestrario antes de pensar un nuevo diseño.

C. Si realizás un diseño en papel y te gusta mucho como quedó estampado, un buen recurso es guardarlo y anotar con lápiz los códigos y nombres de color (sobre todo si querés realizar una nueva lámina con la misma combinación de colores).

D. Para avanzados: si te gusta variar las telas sobre las que sublimás, armá varios muestrarios. Si bien siempre se sublima sobre superficies claras, éstas pueden estar levemente entonadas: manteca, gris claro, pasteles o tener un acabado con más o menos brillo. Los colores lucirán distintos sobre cada base y siempre es bueno tener una referencia a mano.