Otoño imperdonable
Se fue, nos guardamos las hojas y la inspiración.
Con esta postal que despide y, a la vez, retiene algo de esta estación del año, rendimos homenaje al poemario que impulsó a María Elena Walsh como poeta: Otoño imperdonable.
Los exóticos colores de esta época (ocre, amarillo, rojizo, naranja, verde amarillento) se multiplican con la luz especialmente tenue y lateral. En esa #inspiraciónEterna se funda este ejercicio que tiene las hojas como protagonistas: las que ya se fueron, las que intentamos retener a través de la creatividad.
Sublimar hojas reales
Gabriela Campos, redactora (Equipo editorial BLANCO mag).
La estampa por sublimación es un universo de posibilidades, parte del juego creativo y de experimentación implica explorar nuevos recursos para variar el modo de generar estampas.
“Elegí hojas con formas complejas, ya sea para usar individualmente o en conjunto; algunas, incluso, estaban agujereadas. Primeramente, las usé como reservas: se colocan las hojas entre la tela a estampar y el papel pintado con Pintura para Sublimación para que en esa zona la tela no se estampe. Desde esa lógica, hay muchas opciones:recortar una forma de papel pintado que acompañe la silueta de una hoja, volver a utilizar las hojas usadas como reserva del lado que les quedó algo de pintura para generar matices en la estampa, y una variante maravillosa que descubrí en este proceso: usar la pintura para sublimación directamente sobre una hoja –tarda más en secar– y sublimar desde ahí en lugar de usar un papel. El modo en que luego se estampan sus nervaduras es encantador”.
Pintura para Sublimación:
11. Amarillo Medio, 17. Anaranjado, 25. Rojo Navideño, 35. Verde Manzana, 60. Violeta.
Positivos y negativos en papeles para un collage
Lorena Truchljah, artista plástica (Área de ventas Eterna).
Algunas siluetas son producto de reservas contorneadas con pinceladas de Acrílico Decorativo Premium, otras hojas funcionaron como sellos para texturar. Todo realizado sobre papel de seda y de diario que luego se recortaron para componer un collage.
“Elegí las hojas de hiedra, de forma bien angular y muy característica. A diferencia del verde oscuro que las caracteriza en verano, en esta época del año se vuelven intensamente rojas. Esa gama de colores, combinada con amarillo, es la que utilicé para pintar. Una opción interesante es pintar papeles con pinceladas libres y aleatorias, dejando espacios sin pintar y luego volver a intervenir los papeles utilizando las hojas a modo de sello para darle texturas a los colores. Sobre el diario realicé variaciones: corté la forma de la hoja, la sellé directo y a algunos recortes de diario les di previamente una manito de color aguado. Es una técnica libre que permite realizar una textura en el conjunto”.
Acrílico Decorativo Premium:
13. Amarillo de Cadmio, 17. Anaranjado, 24.Rojo de Cadmio, 31. Borravino y 106. Oro Ducado.
Un nuevo material
Marcela Cánepa, artista plástica (Dpto. artístico Eterna).
Composición tipo collage con superposición de hojas. Una vez impermeabilizado el material, se realizaron teselas útiles para diversas intervenciones: detalles tipo venecitas, mosaiquismo, etcétera.
“Las hojas fueron la búsqueda que motivó varias de mis caminatas por el barrio, aun cuando no sabía qué iba a producir con ellas. Dejé que sus formas y colores me guiaran. Jugué a la superposición (tipo cartapesta) y la textura pensando en armar con ellas un material reutilizable en otras producciones, por ello trabajé en un papel A5, de gran escala. Busqué hojas aún flexibles para poder trabajar mejor sin que se quebraran. Las pegué con multipropósito y luego las prensé durante un día para homogeneizar toda la superficie (para esto coloqué un nylon transparente y peso arriba). Unas manos de Termolina le agregan una película protectora y, a la vez, más flexibilidad. En algunos casos sumé unos toques de brillo con foil laminador”.
Termolina, Multipropósito, Foil Laminador
Otoño imperdonable.
La primavera de la autora.
María Elena escribió este poemario recién estrenada su adolescencia y, a los 17, decidió publicar el libro, abonando la edición de su propio bolsillo. Esa publicación fue el pasaporte a la literatura del momento, a las revistas de cultura y a la mirada atenta de autores consagrados de la época con quienes se vinculó desde entonces.