Cuando pintás un cuadro, la labor final de protección tiene poco que ver con la creatividad, pero mucho con preservar intacta la que ya volcaste sobre el bastidor. Barnizar la superficie aporta una película transparente que permite resguardar la obra, a la vez que mantiene los colores de la pintura con su apariencia original.
Estos tips simples y muy útiles surgen de la experiencia artística de TIN y Cecilia Aguayo.
Barniz y Diluyente al agua: aporta una fina película transparente de gran elasticidad y resistencia al rayado. Viene en tres tipos de terminaciones: mate, satinado y brillante. Cuando pintás con Acrílico Decorativo Premium o Profesional, el satinado es ideal porque mantiene perfectamente el acabado natural del producto, ni más ni menos.
Una pinceleta blandita y suave, podés variar el tamaño de acuerdo a la superficie de la obra. Te conviene reservarla exclusivamente para esta tarea para mantenerla siempre intacta. La lavás con agua y jabón.
Siempre esperá a que la pintura esté completamente seca, caso contrario, el barniz puede arrastrar partículas de color de la pintura.