Aunque ya se jubiló como profesora de Artes Visuales, Silvia Sobrino no deja de hacer lo que le apasiona: recuperar objetos para darles una nueva función. Es el caso de las garrafas que tenía disponibles y con las que tenía que hacer “algo” antes de que fueran descartadas.
Dado que la garrafa elegida contenía gas refrigerante y que no era inflamable, el primer paso fue cortarla a la mitad con una amoladora. A continuación, Silvia lijó toda la superficie interior y exterior. La limpió con agua y dejó secar bien.
“Luego pinté dos manos con Esmalte Acrílico al agua blanco con esponja”, aclara. Una vez seco, aplicó la misma pintura, pero en otros tonos: “negro, los colores primarios y sus mezclas, para lograr pasajes y contrastes. Me encantan los colores vivos y los nuevos matices”.
Por último, el diseño lo terminó con la ayuda de un esténcil. Lo apoyó sobre la superficie y realizó un ponceado con gesso acrílico y una esponja para aportar más textura a la pieza.
“Elijo el esmalte acrílico porque es resistente a la intemperie y de secado rápido. Además probé diferentes materiales de Eterna en varios talleres y con muy buenos resultados. Por eso me gusta la marca, sus productos y los uso en todas mis producciones”.