HOY...
En primera persona
La extraordinaria situación que transitamos este año, sin duda nos puso a prueba en muchos aspectos. Celebro reconocer cómo el arte ganó protagonismo en este tiempo, elegido como vía de escape para abstraerse de la realidad, como actividad para recargar energía e incluso como medio de subsistencia. Por eso, hoy quiero compartirles mi vivencia.
Pinto desde muy chica. Me dediqué -incluso- profesionalmente, pero luego lo postergué un poco absorbida por el trabajo diario. En plena cuarentena, pese a continuar con mi tarea habitual con Manos a la Obra, me encontré con más tiempo para pintar y tomé la decisión de profundizar en esta actividad.
De mis cuadros abstractos, cósmicos y más celestiales que terrenales pasé a representar la naturaleza como en un homenaje interno a su belleza, volando con mi imaginación, pero con los pies en la tierra y admirándola con su infinita abundancia de formas y colores. Utilizo Acrílicos Profesionales Eterna que me permiten trabajar bien la técnica abstracta, con chorreados, retardo del secado y otras destrezas que me enseñó mi gran maestro Juan Doffo, renombrado y premiado artista plástico argentino.
Principalmente trabajo con las temáticas flores, bosques y paisajes de luces y sombras. Imágenes que aparecieron sin darme cuenta, producto de mi frondosa imaginación que están en mí desde siempre. Creo que documento todo lo que observo. Soy curiosa. Tomo miles de fotos y ese ejercicio me fija las imágenes.
Admiro la voluptuosidad de las flores y su decadencia que es bellísima. En mis caminatas -con barbijo- admiro los paisajes de los parques. Tal vez sea la imperiosa necesidad de verde, de tener la libertad de salir, viajar. Nada es casual; todo está en todo y en todas las etapas de mi pintura represento el presente y mis deseos.
“Los bosques encantados son mi nuevo desafío sin dejar de admirar mis flores imaginarias. Todos mis cuadros tienen esa magia de ser únicos porque salen de mi mente curiosa”.