HOY...
Continuidad:
conquista en equipo
Lejos quedó ya el mes de marzo cuando arrancamos a filmar Manos a la Obra en nuestro set de grabación y, de repente,la noticia de una pandemia mundial cambió todo. Nos invadió la incertidumbre y nos vimos obligados a enfrentar una nueva realidad.
Con la ayuda de editores experimentados y tratando de entregar la mejor calidad, arrancó la carrera. No fue sencillo, pero lo hicimos: el programa siguió transmitiéndose. Ayudados por la tecnología y el famoso programa de videoconferencias Zoom que nos resolvió el problema de la distancia a las maravillas; el apoyo de las empresas anunciantes que se adecuaron a la nueva dinámica para estar presentes y el esfuerzo de los profesores y las profesoras que improvisaron estudios de TV en sus propias casas, incorporando teléfonos, luces, micrófonos y una artillería de herramientas para poder seguir compartiendo su conocimiento.
Poder hacer entrevistas ─pese al aislamiento─ presentar proyectos, mostrar productos y otras novedades es un logro invaluable. Fue un tiempo de gran aprendizaje aunque no quita que en muchos talleres se añoren esos instantes únicos de compartir el mate y las charlas, además del aprendizaje.
Sabíamos que debíamos acompañar más que nunca a quienes eligen el arte decorativo como espacio de recreación, creación y -por qué no- como salida laboral. Queríamos estar cerca para ayudar a canalizar las distintas emociones que la pandemia generó.
Este compromiso fue compartido con Pinturas Eterna que durante este año organizó distintas clases, talleres y encuentros online para todo el país, actividades que nos ayudaron también a aprender más sobre este medio de comunicación e incorporar nuevas prácticas que antes nos resultaban “raras”, como asistir a una clase, ver un vivo, visitar una exposición virtual o comprar productos por Internet.
Con calma, siento y pienso que nada es para siempre. Esto también pasará y cuando volvamos a la normalidad valoraremos mucho más ese espacio de socialización y creación que son los talleres. De a poco volveremos a reencontrarnos, mientras tanto despedimos un 2020 único e irrepetible que, al menos para mí, no pasó advertido.