Puerta 40

Refugio e inspiración… en casa

Un recorrido distinto, acorde a la actualidad que nos atraviesa: las puertas de las casas de algunos artistas que le pusieron creatividad a la cuarentena y se unieron para contarlo.

El confinamiento obligatorio inspiró al muralista Martín Ron y a otros artistas de renombre a organizar una convocatoria tan fuera de lo común como la época que estamos viviendo. La llamaron “Puerta 40”,una invitación  a intervenir artísticamente las puertas de casas propias. Del total de trabajos presentados, se seleccionaron 40 y se realizó una muestra virtual, que se hará tangible en cuanto se pueda.

El primer puesto lo obtuvo Camila Despalanques, una profesora de Artes Visuales de 24 años oriunda de Mercedes (Prov. de Buenos Aires). Ubicó su obra al final de un pasillo, en donde una serie de puertas se replican hasta el infinito.

“Quise transmitir esta situación por la que estamos pasando que es como caminar por un largo y tedioso pasillo. Avanzamos, frenamos. Cada marco representa las fases, vamos pasando unas pero siempre vienen más. Al final del pasillo hay una puerta cerrada que todos queremos abrir para reencontrarnos. Por eso el título de la obra es ‘Ilusión’, porque no solo es una ilusión óptica, sino que también refiere a la ilusión de reencontrarnos con nuestros seres queridos. Ya llegará ese momento de poder abrir la puerta”, explica Camila.

Desde Monte Grande (GBA Sur), Luciano Elías recibió el tercer premio con un trabajo en el que reflexiona sobre los efectos de la cuarentena y el medioambiente. Tiene 32 años y sólo le resta defender la tesis para graduarse de licenciado en Artes Visuales de la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

Luciano describe así su obra: “El diseño de la puerta intenta representar el avance desmedido de la naturaleza en este pequeño descanso que le dio la humanidad. El detalle surrealista que se ve en el cielo es un recordatorio del respeto que se merece la Madre Naturaleza. También representé el adentro, la comodidad, el contemplar, el compañerismo de las mascotas, el mate individual y el alcohol en gel, que pasó a ser esencial en nuestra rutina diaria”.

Por su parte, Kokon, un participante de Olivos (GBA Norte), hizo su aporte con un dibujo orgánico. “El diseño que decidí para esta puerta (que es la entrada y salida a mi taller) tiene que ver con los elementos de la naturaleza que me gusta retratar en mi obra.  Sentí que en los días de confinamiento no vendría mal sumar imágenes que recuerden lo vivo y lo natural”, detalla este joven de 32 años, licenciado en marketing y artista autodidacta.

Kokon reconoce que hizo un esfuerzo por mantener la paleta en un lugar medido en cuanto a colores, porque suele hacer obras con muchas variaciones. “Elegí sólo dos colores y, como siempre hago, realicé muchos tonos dentro de cada color. También decidí usar el mismo blanco del fondo de la puerta como parte de la paleta, generando un mix en los diseños, por momentos en blanco y negro, y por momentos a color”.

Experiencias del hacer

Camila, en tanto, se vio condicionada por los colores que ya tenía el pasillo. Ella recuerda: “Por suerte me había quedado un resto de esa pintura verde, así que pude utilizar la misma. Para lograr mejor este efecto, respeté el color de las baldosas, de los marcos, de las puertas, todo para que quede muy parecido al contexto del pasillo y se cree esa ilusión de extensión”.

“La paleta con la que trabajé la puerta es la misma que vengo trabajando hace años ─sintetiza Luciano─. No es una paleta acotada, al contrario, intento utilizar cuantos colores pueda evocando la fantasía y lo surreal. Me atrae la idea de usar colores no tan trillados como, por ejemplo, los flúo, y me encanta la saturación. ‘El adentro’ fue representado tomando los colores de la realidad y en ‘el afuera’ dejé librada la imaginación y usé colores más saturados y estridentes”.

El confinamiento continuó más allá de la finalización del concurso, y los artistas sacaron provecho de este tiempo e, incluso, hasta rescatan aspectos positivos. Camila se ríe cuando cuenta que “desde el punto de vista de la pintura, la cuarentena me ha ayudado un poco”. Y detalla: “Como soy más de pintura de caballete, hago cuadros por encargo y esto no me afectó tanto. Se podría decir que estar en casa me vino bien porque tengo más tiempo para pintar y esto hace que pueda aceptar más pedidos. El haber ganado un premio en el concurso ayudó a que me hagan más encargos así como también la creación de un perfil en Instagram donde empecé a mostrar mis cuadros”.

Para Luciano, en cambio, el confinamiento le dio la oportunidad de experimentar. “Empecé a trabajar en tamaños más pequeños y sobre los soportes que tenía en casa dejando de lado el muralismo, por razones obvias. Me metí de lleno a explorar diferentes técnicas y soportes como, por ejemplo, un parche de bombo de batería o bandejas de telgopor. Estoy explorando el Esmalte Acrílico al Agua y retomé mi ‘primer gran amor’, que es la acuarela. Además, estoy indagando en la ilustración tradicional y digital y en la animación”.

“Tengo la suerte de tener el taller en mi casa ─reflexiona Kokon─ así que siento mucha más productividad. Suelo realizar muchos murales, pero con la situación de cuarentena estoy enfocado exclusivamente en cuadros. Cuando son a pedido, avanzo y disfruto mucho, pero a veces realizo algunos diseños para probar detalles o variantes y es algo que me lo está permitiendo esta situación particular”, concluye.