El Viaje de Escribir
(y viceversa)

Liliana Bodoc

Donde quiera que estés, Madre de los Confines, te deseamos un Feliz Cumpleaños.

Gracias por seguir emocionándonos con tus palabras.
Hoy te celebramos con este diálogo acompañado de aroma a café del desayuno que nos regalaste en 2017.

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Foto Gentileza de Ediciones Norma – (PH: Uri Gordon)

La autora de La Saga de los Confines (trilogía inspirada en las culturas nativas en la que se representa el origen de un nuevo mundo) es una exploradora que pone el cuerpo. Fue la curiosidad -esa semilla indispensable para hacer- la que la llevó a bucear entre textos centenarios que le permitieron imaginar y crear un universo de fantasía que ahora le pertenece a sus miles de lectores en el mundo.

Esa misma semilla germinó con la iniciativa de viajar de cara a la creación de su última novela. Con ese impulso tomó rumbo norte para conocer las que luego fueron las voces de sus personajes, los paisajes y climas de: “Elisa, la rosa inesperada”. El viaje por el norte argentino quedó registrado en una maravillosa bitácora: elviajedelilianabodoc.blogspot.com.ar que da cuenta de todo el proceso de esta creadora a corazón abierto.

BM: Puede parecer obvia esta consulta, pero es la primera escritora que recibimos en “Creadores”: ¿Por qué escribe?
LB: Escribir es para mí una acción contestataria. Mi escritura tiene más de colectivo que de íntimo, es más voluntad gregaria que delirio individual. Escribo, casi siempre, desde el dolor de ver el mundo en pedazos. Escribo contra las fieras y los depredadores, contra la prepotencia. Escribo por mi abuelo albañil. Negritos de mierda que, escopeteados y todo, seguimos cantando.

BM: ¿Cómo es el primer acercamiento a la creación de un texto?
LB: En principio, decir que no hay recetas. Pero en lo personal prefiero, y hasta necesito, partir de una línea argumental medianamente organizada. Desde luego que en el proceso de escritura es mucho lo que se modifica: algunas cosas se van, otras aparecen. Pero no disfruto de escribir a tientas, prefiero saber adónde va mi caballo.

BM: ¿El proceso de investigación -como el que realizó sobre las culturas originarias para La saga de los Confines- es paralelo a la escritura? ¿Cómo lo definiría?
LB: Lo primero que me sale decir es que el proceso de lecturas previo a la escritura de la saga fue, al comienzo, casi azaroso. Empecé por lo que tenía a mano, y fueron los textos de Hispanoamericana I. Colón, Alvar Nuñez, Hernán Cortéz; los Cronistas de Indias. También los poetas aztecas, el Popol Vuh… A partir de esas lecturas, y ya con el trazado argumental dispuesto, leí antropología, historia, mitología y otros textos literarios. Pero me importa recalcar que esas lecturas no estuvieron conducidas por el rigor de una investigación o de una lectura académica, sino por la necesidad de construir un verosímil ficcional que se sostuviera sobre sus dos piernas.

BM: ¿Qué diferencias destacaría del proceso creativo en el caso de la poesía y el de la novela?
LB: No soy poeta, ¡ojalá lo fuera! En este sentido, apenas actúo como testaferro de mis personajes. Sin embargo, supongo que en la escritura de narrativa o poesía hay algo relacionado con la distancia entre el autor y el texto. La poesía se escribe desde más cerca, con los ojos casi pegados a las palabras de tal modo que éstas se desdibujan. La poesía escucha con mayor seriedad lo que dicta la intuición. La novela, en cambio, necesita mayor distancia, y más presencia del pensamiento lógico. ¡Por favor!, no estoy diciendo que la poesía carezca de trabajo intelectual, ni que la narrativa sea desapasionada. Pero hay algo de la disposición primera del escritor o la escritora que, creo, pasa por ahí.

No disfruto de escribir a tientas,
prefiero saber adónde va mi caballo.

Si llueve afuera, la pantalla de mi compu se salpica, si hace calor mis personajes transpiran, si corre viento se me vuelan las palabras…
Soy incapaz de sustraerme del alrededor.

BM: La naturaleza, los ciclos de la vida, la lluvia, el entorno básico y vital son parte de la escena cotidiana en La saga de los Confines. ¿Qué la inspira de la naturaleza? ¿Cómo influye en su creación su propio entorno?
LB: Si llueve afuera, la pantalla de mi compu se salpica, si hace calor mis personajes transpiran, si corre viento se me vuelan las palabras… soy incapaz de sustraerme del alrededor. Cuando sale el sol, canto; cuando oscurece, me callo la boca.

BM: Mientras está en la etapa creativa, ¿se imagina a su lector?
LB: No. Eso puede ocurrir antes, porque no es lo mismo escribir para un niño de seis años que para un adulto. El recorte es distinto aunque, de más está decirlo, siempre se trata de hacer literatura. Pero puesta en la escritura sólo pienso en mis personajes y sus decisiones.

BM: Sabemos que la inspira la música. ¿Qué otras disciplinas artísticas la ayudan en el proceso de escribir?
LB: Mucho, pero mucho, el teatro. Mucho del método de Stanilasvsky, mucho de Brecht, me sirve el teatro para pensar la fluidez de los diálogos, para imaginar la corporalidad de los personajes. No atiborrar con utilería innecesaria, iluminar sólo una parte de la escena y hacer mutis a tiempo.

BM: ¿Tiene una rutina para escribir?
LB: Mi rutina es sencilla: la mañana temprano y un café es la combinación óptima. En cuanto a la bitácora, fue un buen modo de organizar el material narrativo y humano que me dejó ese breve, pero intenso viaje. Fue un diálogo interno que me sirvió para darle forma definitiva a la novela.

BM: Según leímos en su bitácora, cada experiencia de la vida tiene una lectura literaria. ¿Es siempre así? ¿Tiene momentos de pura distracción?
LB: Claro que sí, y no son pocos. Más bien creo que si nos ponemos los anteojos de crear todo pasa a ser un relato posible.

BM: En su bitácora escribió: (…) Pretendo escribir dialogando con la niña que fui. Es ella la que siempre escribió, y no quiero que se aburra. Porque cuando los niños se aburren, crecen (…) En el camino de escribir su última novela: ¿qué le divirtió a esa niña y en qué creció?
LB: A esa niña la divirtió viajar sola, con mochila y todo, fingiendo ser una viajera experimentada. La divirtió llevar un cuaderno en blanco, caminar cuesta arriba y cuesta abajo con zapatillas nuevas, compradas para la ocasión. La divirtió espiar a las personas. Pero después llegó la enfermedad y el miedo, entonces la niña pegó un estirón. Porque si el aburrimiento nos hace crecer, el miedo mucho más.

Para inspirar(se)

elviajedelilianabodoc.blogspot.com.ar

En la cocina de escritura que Liliana decidió abrir a través de su bitácora hay de todo:
Anotaciones espontáneas. | Audios con reflexiones al aire. | Textos de proceso e ideas.
Música que la acompañó o en la que pensó en su viaje. | Entrevistas y diálogos recreados. | Cronología.

Liliana Bodoc, la Madre de Los Confines

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